Los Montes de Toledo de Castilla-La Mancha son únicos en el mundo. El fruto que se obtiene de sus tierras es prueba fehaciente de ello. Hileras de olivos de distintas variedades se extienden por sus lomas, dando como resultado cosechas de características diferenciadoras y muy valoradas por público y crítica.
La Denominación de Origen (DO) Montes de Toledo se encuadra en la cadena montañosa que recibe el mismo nombre en el sur de la provincia de Toledo. En esta zona prima el carácter familiar de las explotaciones olivareras, que garantizan unos parámetros de calidad y cuidado del producto en todas sus fases.
Los aceites de oliva que ostentan la certificación DO Montes de Toledo son seleccionados entre los mejores que se producen en la zona por el panel de cata de la Fundación Consejo Regulador de la DO Montes de Toledo. Estos aceites han de requerir una serie de exigencias recogidas en un pliego de condiciones que regula la producción del aceite de oliva desde la recogida de la aceituna hasta su llegada al consumidor. Hablar de DOP es asegurar que todo el proceso de producción, transformación y elaboración se ha llevado a cabo en una región determinada. Añadir en el etiquetado la ubicación “DOP Montes de Toledo” es garantizar unas cualidades insuperables.
La DO Montes de Toledo produce únicamente aceite virgen extra, cuyas tonalidades varían en función de la zona y el momento de recolección, que pueden oscilar desde el amarillo con tintes dorados al verde intenso. La extracción del aceite de oliva se realiza a baja temperatura mediante extracción física, lo que mantiene las propiedades de la aceituna intactas y hace que el sabor del aceite de oliva sea único.
En la zona de Montes de Toledo la variedad que más se produce es la Cornicabra, cuyo crecimiento es lento, lo que, unido a que se cultiva en plantaciones tradicionales, hace que el proceso de obtención del aceite de oliva sea cuidado al máximo.
Además, el aceite de oliva virgen extra, con sabor frutado y aromático, que se protege bajo esta denominación es delicioso, tanto en crudo como para cocinar, y resulta un pilar fundamental de la dieta Mediterránea.