El mazapán es el dulce más típico de Toledo. Numerosos obradores y conventos venden las famosas anguilas elaboradas con Mazapán de Toledo con IGP. ¿Pero de dónde viene esta curiosa tradición? Como casi todo en Toledo tiene una legendaria explicación.
Algunos cronistas de la ciudad cuentan que en el último tercio del siglo XIX, al desaparecer de las aguas del Río Tajo las preciadas anguilas, decidieron mantener su recuerdo elaborando en mazapán esas curiosas “culebras enroscadas”, con escamas y ojos saltones.
Otros relacionan esta tradición con la expulsión de los judíos en el siglo XV. Y es que en 1492 los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los sefardíes y pérdida de todos sus bienes, excepto de aquellos que se convirtieron a la Fe Cristiana. Muchos marcharon de las tierras gobernadas por Isabel y Fernando camino de un exilio incierto, pero algunos se quedaron convirtiéndose en nuevos cristianos.
En aquella época, la Inquisición estaba siempre al “acecho” y siendo la anguila un animal prohibido como alimento para los Judíos, por su similitud con la serpiente, decidieron dar esta forma al mazapán, observando con detenimiento quién lo consumía o lo rechazaba.