Nada cae mejor durante el calor de verano que una bebida refrescante con un plato de encurtidos. Pero más allá de las aceitunas y los pepinillos, en Castilla-La Mancha hay uno que también se estila: las Berenjenas de Almagro con IGP. No hay nada mejor para maridarlo que con alguno de los numerosos vinos con DOP, entre los cuales también puedes elegir rosados o tintos.
Esta variedad de berenjena solo se cultiva en unos pocos pueblos de la Comarca de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real. Además, en este 2024 la IGP cumple 30 años.
Un cultivo pequeño, pero de mucho valor
Debido a la escasa superficie en la que se cultivan, al año no se producen muchas toneladas de esta delicia, pero su demanda continúa al alza desde todo el país, lo que lo convierte en un producto muy rentable.
Las berenjenas empiezan a recolectarse en el mes de julio, aprovechando el calor y la recogida se extiende durante unos tres meses hasta que el frío regresa al campo.
La zona delimitada de la IGP cuenta solamente con siete términos municipales: Aldea del Rey, Almagro, Granátula de Calatrava, Bolaños de Calatrava, Valenzuela de Calatrava, Calzada de Calatrava y Viso del Marqués, municipios de corazón manchego donde los haya.
Un aperitivo que lleva trabajo, pero merece cada pizca de esfuerzo
La variedad de la berenjena de Almagro suele encurtirse con una mezcla de vinagre, aceite de oliva, sal, cominos, ajos, pimentón y agua. No obstante, requiere de un proceso de fermentación de unos catorce días antes de llegar a la mesa.
Se trata de una receta de herencia árabe, que se ha ido refinando con el paso del tiempo. Ahora nos gusta mucho comerlas con un relleno de pimiento rojo, también muy típico de la tierra.