Se cree que el azafrán llegó con los fenicios, griegos y romanos, aunque fueron los árabes los principales responsables de su extensión por toda la Península Ibérica. El azafrán es la única especia de esta naturaleza en España que cuenta con el reconocimiento de calidad, la Denominación de Origen Protegida.
Para conocer mejor aquellos lugares en los que este cultivo forma parte de su identidad cultural proponemos una ruta por algunos ‘Caminos del Azafrán de La Mancha’ que permiten al viajero explorar aquellos lugares donde se produce el ‘oro rojo’.
Villarrobledo y Minaya
Minaya, situado en Albacete, es un pequeño pueblo de origen árabe en pleno corazón de La Mancha dedicado al cultivo de cereales, vid y azafrán.
Viajar desde allí hasta Villarrobledo permitirá disfrutar también de sus bodegas e incluso de sus Carnavales si se viaja en el mes de febrero. Están declarados de Interés Turístico Nacional.
Alcalá del Júcar y Jorquera
Sin dejar la provincia de Albacete, en Alcalá del Júcar encontrarás azafrán, pero también un pueblo de cuento; uno de los más espectaculares de Castilla-La Mancha. Forma parte de la Red de Pueblos Más Bonitos de España, con sus casitas blancas construidas en estrechas y empinadas calles. Y después se puede visitar Jorquera desde cuyo mirador se puede disfrutar de una privilegiada panorámica del Júcar.
Motilla del Palancar
El azafrán también se cultiva en la Manchuela Conquense en un paisaje de contrastes que combina llanuras con las profundas hoces de los ríos Júcar y Cabriel y espectaculares zonas de baño como las Chorreras, en Enguídanos.
El azafrán crece allí entre castillos, palacios e iglesias y convive con el champiñón. En la zona, la localidad de Villanueva de la Jara es la primera productora de España.
Madridejos
La toledana localidad de Madridejos es una de las más activas a la hora de promocionar su azafrán con actividades durante todo el año. Por ejemplo, se puede visitar el Museo del Azafrán y Etnográfico donde pueden degustarse varios productos.
La experiencia aquí comenzará en los Silos de Madridejos, las viviendas subterráneas del siglo XIX y principios del XX, construidos a partir de pequeños terrenos de tierra que la gente modesta, compraba al vender el azafrán. Los silos, son excelentes para resguardarse del frío del invierno y del calor del verano, ya que su construcción hace que guarde una temperatura constante a lo largo de todo el año.
Después se puede visitar el Museo del Azafrán, ubicado en el Antiguo Convento de San Francisco, para conocer más de cerca, todo el proceso completo de recolección de este producto, desde la monda, la plantación y la venta.
Dependiendo de la época del año en el que se realice la visita, en mayo y junio y bajo cita previa, también se pueden visitar los campos donde se puede conocer el sistema de extracción del bulbo y su limpieza, así como la plantación en septiembre.
A finales de octubre, esta localidad celebra sus Jornadas del Azafrán, con visitas a los campos para conocer el proceso de recolección de la rosa del azafrán. Después se pueden disfrutar trabajos tradicionales en vivo de mondar y tostar azafrán en el patio del Convento de San Francisco.