Castilla-La Mancha
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Descubre la Ruta del Vino de La Mancha, el mayor viñedo del mundo

Castilla-La Mancha se caracteriza por tener un paisaje excepcionalmente plano, dominado por los cultivos agrícolas. Las grandes extensiones de vid y cereal y las amplias zonas de monte mediterráneo ricas en caza menor enmarcan esta ruta, ofreciendo paisajes de gran belleza e interés.

La Mancha Húmeda, poco conocida, que ocupa parte de la cabecera de la cuenca hidrográfica del río Guadiana, contiene un conjunto de humedales con poblaciones de aves acuáticas de gran valor natural. En la Ruta del Vino de La Mancha, creada con el objetivo de poner en valor todos los recursos turísticos de la zona de producción de la Denominación de Origen La Mancha, se puede encontrar el Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan y la Laguna Salicor en Campo de Criptana.

La riqueza de su patrimonio natural, su extensa llanura y el paisaje repleto de viñedos, crean una atmósfera única para disfrutar de la calma y la paz que estas tierras ofrecen.

La Mancha, región marcada por su horizontalidad, ha permitido el desarrollo de extensos viñedos. Su cultura y tradición se refleja en el carácter especial de sus vinos, de gran calidad y sabor único en el territorio español.  

Aunque los orígenes documentados de la viticultura en La Mancha datan de los siglos XII-XIII, tras la repoblación cristiana de estas tierras durante el proceso de la Reconquista, todo parece apuntar a que el cultivo de la vid en esta zona era ya habitual desde época romana. Y es que el cultivo de la vid y la elaboración de vino son, desde siempre, uno de los rasgos más característicos de estas tierras y de sus gentes, para las que los viñedos y el vino forman parte de su vida de la forma más natural. Grandes comendadores de la Orden de Santiago fueron impulsores fundamentales del desarrollo vitivinícola de esta zona y es que en el siglo XIII se otorgaron privilegios por los que se libraba del pago de diezmos y tributos a aquellos que plantaran vides. Estos privilegios estuvieron vigentes durante varios siglos e impulsaron lo que es hoy La Mancha: un mar de viñas.

Muchas de las costumbres manchegas, fiestas y literatura están basadas en el vino y en la Cultura del Vino. Existen multitud de fiestas que se celebran en la época de vendimia como la Fiesta de la Vendimia en Socuéllamos, entre otras. Además, la cercanía de estas tierras a la capital del reino permitió convertirse a La Mancha en proveedora de los vinos de la corte durante el Siglo de Oro.

Hacer enoturismo en La Mancha es explorar el pasado de los antiguos productores de vino. En Tomelloso, se pueden encontrar más de 100 cuevas, hoy visitables, donde los agricultores elaboraban el vino. Las «terreras» fueron muy importantes en su construcción, eran las mujeres encargadas de sacar y trasladar la tierra para su construcción. En Villarrobledo se producían las tinajas que eran las ánforas donde se conservaba el vino.

La Ruta del Vino de la Mancha alberga historias en cada uno de sus rincones. Estas tierras fueron hogar de poderosas ordenes, grandes batallas y de una gran historia de amor.

Gracias a El Quijote, Sancho Panza y Dulcinea, La Mancha se ha convertido en una región reconocida mundialmente. Caminar por sus pueblos es como revivir las aventuras de Don Quijote y Sancho Panza. Hay muchos espacios donde poder disfrutar de esta gran historia como la Casa-Museo de Dulcinea y el Museo Cervantino.

La artesanía, basada en bordados textiles y esparto, así como su amplio patrimonio enológico con ejemplos como la tinaja de El Toboso, que es de época cervantina y fue fabricada en el siglo XVII, hacen que la historia de este gran protagonista esté presente en todos los rincones de La Mancha.