La Feria Apícola Internacional de Pastrana abrió el pasado viernes 1 de marzo las puertas de su XLIII edición, logrando una congregación de empresas expositoras de gran relevancia nacional e internacional, asistiendo empresas procedentes de Australia o Pakistán.
Desde su primera edición en 1981, esta cita reúne los productos apícolas más tradicionales – miel, polen, jalea real, propóleos o cera – para compartir los últimos avances y tendencias del sector. Este año, el programa ha contado con un ciclo de conferencias técnicas donde se han abordado los conocimientos y progresos de la investigación científica en términos de apicultura. Lo han llevado a cabo investigadores cualificados y profesionales destacados del sector, suponiendo una reunión de importantes figuras.
Además, hasta el domingo 3 de marzo, se han sucedido diversas actividades de ocio y degustación, como catas de mieles, talleres didácticos o pases teatrales.
Este encuentro tiene vital importancia no solo para Pastrana, sino también para la comarca de La Alcarria, que participa un año más con su miel de la DOP Miel de La Alcarria. En una zona azotada por la despoblación, este evento supone un impulso de visibilidad nacional e internacional, además de un escenario perfecto para empaparse de conocimiento, tradición, cultura y gastronomía típica.
En las catas han participado mieles procedentes de la DOP Miel de La Alcarria y de la IGP Miel de Galicia, para acercar este producto todavía más a los cinco sentidos, especialmente a la vista, olfato, gusto y tacto. Mediante esta experiencia sensorial, el visitante pudo apreciar con la vista la humedad, la cristalización y los posibles defectos de los diferentes tipos de miel. Con el olfato, pudo determinar los aromas encontrados a través de una rueda de olores de la miel. En una última fase gustativa y táctil, el participante fue capaz de apreciar los sabores dulces, salados o ácidos del producto.
La miel de la DOP Miel de La Alcarria es apreciada por su sabor suave y delicado, así como por su color claro. Las abejas en esta comarca se alimentan de una amplia gama de flores, entre las que se encuentra el romero, el tomillo, la lavanda, el espliego y otras plantas autóctonas. Es este espectro floral el que aporta la calidad y complejidad al producto. Además, su método de producción, su apreciación nacional e internacional, la consolidan como un producto de alta calidad en el mundo de la apicultura y la gastronomía en general.