España es el segundo país de Europa con más mieles con calidad diferenciada, solo superada por Portugal que cuenta con nueve Denominaciones de Origen Protegidas (DOP), según la Asociación de Comerciantes y Envasadores de Miel (Asemiel-Animpa).
En concreto, España cuenta con cinco DOP, entre ellas Miel de La Alcarria, cuyo miel es exclusivamente de néctar floral y cuya consistencia puede ser fluida, viscosa o cristalizada. La cristalización, que es el cambio natural del estado físico de la miel, es la garantía de su autenticidad y está estrechamente relacionada con su origen botánico que, en nuestro caso, produce una cristalización fina, de aspecto cremoso y suave al paladar.
Otras de las DO que existen a nivel nacional son Miel de Granada, Miel de Liébana, Miel de Tenerife y Miel de Villuercas- Ibores) y una IGP (Miel de Galicia).
Según cifras de Asemiel-Animpa, durante la última década creció el número de colmenas inscritas, desde las 60.833 de 2011 hasta las 84.671 de 2021, y se duplicaron los envasadores, hasta los 107, en ese mismo periodo. No obstante, las mieles con DOP e IGP aún representan el 1,6% del volumen de la producción nacional.