Una de las comunidades que más han elevado su nivel culinario en los últimos tiempos es Castilla-La Mancha. Su gastronomía sabe aprovechar los recursos de la tierra, de sus montes, para conjugar sabores y texturas en platos variados, que combinan a la perfección tradición y modernidad.
Y es que la gastronomía manchega está fuertemente ligada al camino histórico de esta región. De hecho, los lugareños mencionan con orgullo que sus platos típicos narran las vidas de todas sus generaciones.
Por ello, existe una gran diversidad de productos de indiscutible calidad. Un nutrido grupo de alimentos de esta tierra cuyo prestigio se extiende tanto a nivel nacional como internacional.
Cuenca, Guadalajara, Toledo, Albacete y Ciudad Real. Esas son las provincias que conforman Castilla-La Mancha ubicándose en la región central de la península ibérica: toda una combinación cultural que se traduce a la perfección en sus deliciosos platillos.
Como ejemplos de algunas de las localidades reconocidas a nivel nacional por sus buenos alimentos tenemos a Consuegra, situada en la provincia de Toledo, que destaca por su azafrán, única especia con reconocimiento nacional y Denominación de Origen Protegida.
Le sigue Almodóvar del Campo, en Ciudad Real, famoso por el sabor auténtico de su aceite de oliva virgen extra.
Y tampoco hay que olvidarse de Cifuentes, situado en la provincia de Guadalajara, un pueblo con un alimento muy especial, su miel con DO La Alcarria, elaborada con flores silvestres como el espliego, el romero, el tomillo o la lavanda, variedad que recibió una mención internacional en 2018.