En 1973 nació la denominación de origen vitivinícola más grande del mundo, la Denominación de Origen Protegida La Mancha que agrupa a 192 municipios de cuatro provincias castellanomanchegas: Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo.
La zona de producción limita con la Serranía de Cuenca, los Montes de Toledo y la Sierra de Albacete, coincidente prácticamente al 100% con la cuenca alta del río Guadiana y la de sus principales afluentes. Un territorio de clima muy seco y temperaturas muy extremas, ideal para el cultivo de la vid, con precipitaciones que rara vez superan los 400 mm anuales. La Mancha ha sido tierra de vinos ya desde la época de la colonización romana y ha sido una de las primeras regiones vinícolas de España en contar con una denominación de origen protegida oficialmente reconocida.
Las variedades y tipos de vinos que se pueden degustar de esta Denominación de Origen son muchísimas, siendo posible obtener magníficos vinos no solo de variedades autóctonas sino, también, de un gran número de variedades foráneas.
Las bodegas de esta zona también han sabido evolucionar durante estos años, tanto como las que más, hasta situarse hoy en día entre las más modernas del mundo, habiendo sido capaces de aplicar a la producción de sus vinos el “coupage” entre artesanía y ciencia que cada vez más demandan los consumidores.
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