Castilla-La Mancha
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Melón de La Mancha, una de las señas gastronómicas de la región

Alrededor de 500 años antes de Cristo, los egipcios ya podían disfrutar del sabor del melón y posteriormente lo introdujeron en Grecia e Italia. Venerado por ser tan beneficioso como el sol, el melón entró en España y, concretamente, en La Mancha de la mano de los árabes en el siglo XI y no fue hasta el XV cuando llegó a tierras francesas.

El Tratado Agrícola de Ibn Bassal al- Tulaytubí recoge las referencias más antiguas de las que se dispone sobre la existencia del melón en tierras manchegas, pero no las únicas. En obras como El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes, el Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita, o en la obra satírica de Francisco de Quevedo también se encuentran alusiones al melón.

Pertenece a la familia de las Cucurbitáceas, plantas herbáceas rastreras o trepadoras, tales como la calabaza, el pepino y la sandía, por lo que en realidad el melón es del género de las verduras. En el caso de este vegetal, la planta de la que procede, que es trepadora, encuentra en la comarca de La Mancha las condiciones óptimas para la variedad Saccharinus de los cultivares autóctonos de melón Piñonet o Piel de Sapo. Tanto, que se extiende por algo más de 10.000 hectáreas de la Región, lo que representa el 46 por ciento de la producción nacional. En el año 2003 se constituyó, gracias al impulso de la Unión de Cooperativas Agrarias de Castilla-La Mancha, la Asociación para la Promoción del Melón de La Mancha.

Fruto del trabajo realizado por este colectivo se consiguió dar un paso más, con la obtención de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Melón de la Mancha, cuyo reconocimiento comunitario llegó el 10 de diciembre de 2010. La zona de producción, acondicionamiento y envasado del melón está situada en la comarca natural “Mancha”, y comprende las localidades de Alcázar de San Juan, Arenales de San Gregorio, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, Daimiel, Herencia, Llanos, Manzanares, Membrilla, Socuéllamos, Tomelloso, Valdepeñas y Villarta de San Juan.

Particularidades del melón

Para ser amparado por esta IGP, el melón debe cumplir unas determinadas características, como ser de categoría Primera, con un contenido en azúcar mínimo de trece grados Brix y un peso que oscile entre los 1,8 y los cuatro kilos. Al principio, el contenido mínimo en azúcar era de once grados Brix, una cantidad no permitida en la actualidad por la Unión Europea.

El melón piel de sapo tiene forma ovoide y la corteza, de color verde con manchas oscuras y con un grosor medio de entre 0,6 y 0,8 centímetros, puede ser lisa o bien presentar rugosidades. Sin embargo, son el dulzor, la alta jugosidad y la escasa fibrosidad de su carne las principales señas de identidad del Melón de La Mancha. Unos requisitos que se preservan gracias al control periódico y exhaustivo de cada partida mediante el análisis de muestras reducidas y la adecuación del melón a las condiciones de madurez. La vitrescencia de la pulpa, que es una alteración de la fruta de pepitas, y el desprendimiento de las semillas se consideran defectos críticos que deben ser detectados en este tipo de controles.