La miel de Castilla-La Mancha se sitúa como una de las mejores del mundo. Para ello, el Centro de Investigación Apícola, situado en Marchamalo, estudia la calidad de este producto, garantizando su seguridad en el consumo y luchando por evitar el fraude.
Así, el Gobierno de Castilla-La Mancha destina más de 1,1 millones de euros al sector apícola entre el Plan Nacional Apícola y las ayudas extraordinarias para paliar las dificultades del sector. En estos 1,1 millones de euros se incluyen los 800.000 euros correspondientes al Plan Nacional Apícola, que benefician a un total de 155 apicultores de la región para mejorar la tecnificación y apostar por la innovación, y 358.000 euros de ayudas directas extraordinarias a 340 apicultores profesionales trashumantes con el fin de paliar las dificultades económicas del sector y en particular para compensar las pérdidas provocadas por la sequía.
Esta apuesta del Gobierno de Emiliano García-Page ha impulsado la producción y la creación de empresas vinculadas al sector. En la actualidad, en Castilla-La Mancha hay 57 industrias en el sector de la miel, de las que 17 están en Guadalajara, que es la provincia que más tiene.
En concreto, en Castilla-La Mancha existen más de 2.200 productores encargados de producir 3.113 toneladas de miel, algo más del 10,2 por ciento de la que se produce en España.
El Centro de Investigación Apícola y Agroambiental de Marchamalo, adscrito al Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha, lleva funcionando desde el año 2004 con un reconocido prestigio nacional e internacional. El Centro Apícola Regional se crea en abril de 1983 para dar respuesta al pujante movimiento asociativo de apicultores de la región.
Actualmente, desarrolla líneas de investigación en consonancia con las exigencias y necesidades del sector, tratando de resolver los problemas patológicos y dando respuesta a los objetivos medioambientales y de seguridad alimentaria que demanda la sociedad actual. Desde este centro, se prestan servicios para el diagnóstico de las enfermedades apícolas y para la caracterización y la mejora de la calidad de las mieles de los apicultores de Castilla-La Mancha, y en particular los acogidos a la Denominación de Origen Protegida Miel de la Alcarria. Una miel exquisita con una sutileza y aroma extraordinarios que recuerda el origen floral del que proviene, las plantas aromáticas silvestres.
La Miel de La Alcarria es exclusivamente de néctar floral y su consistencia puede ser fluida, viscosa o cristalizada. La cristalización, que es el cambio natural del estado físico de la miel, es la garantía de su autenticidad y está estrechamente relacionada con su origen botánico que, en nuestro caso, produce una cristalización fina, de aspecto cremoso y suave al paladar.
Cabe recordar que las principales plantas silvestres para la elaboración de la Miel de La Alcarria son las pertenecientes a la familia de las labiadas, como el romero, el espliego y el tomillo. Se puede degustar de múltiples formas, sola o combinada con otros alimentos ya sea en estado líquido o untada en estado cremoso.