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La Nuez de Nerpio: Un tesoro que florece en noviembre

En las montañas del sureste de España, en el corazón de la Sierra del Segura, se esconde un pequeño pero fascinante secreto: las Nueces de Nerpio con Denominación de Origen Protegida (DOP). Este fruto, tan modesto y sabroso, tiene una historia y un sabor que no dejan indiferente a nadie. Y lo curioso es que, aunque las nueces están presentes en muchas cocinas del mundo, en Nerpio, un pintoresco pueblo albaceteño, es cuando el mes de noviembre las hace brillar con todo su esplendor. ¿Qué hace tan especial a la nuez de Nerpio, y por qué noviembre es su mes clave? ¡Sigue leyendo para descubrirlo!

Nuez de Nerpio: Una variedad única

La nuez de Nerpio es una joya autóctona, cultivada en las huertas de este pequeño y pintoresco pueblo, conocido por su microclima ideal para el cultivo de este fruto seco. A diferencia de otras variedades, las Nueces de Nerpio con DOP destacan por su sabor suave y delicado, una textura crujiente y una cáscara de un marrón oscuro que encierra un fruto de calidad excepcional. Es la reina de los huertos, cultivada con mimo y recogida a mano, todo un proceso artesanal que garantiza que cada nuez sea una pequeña obra maestra de la naturaleza.

Noviembre: El mes de la recolección

El mes de noviembre tiene un toque mágico en Nerpio, pues es cuando las nueces alcanzan su punto óptimo de madurez. En este mes, los campos se visten de oro y marrón, con los árboles cargados de frutos listos para ser cosechados. La recolección se realiza de forma manual, ya que es crucial evitar que las nueces se estropeen, protegiendo tanto la cáscara como el interior del fruto. ¿Sabías que el frío de noviembre, típico de la Sierra del Segura, es el toque perfecto para que las nueces adquieran ese sabor tan característico? Las bajas temperaturas ayudan a que el fruto desarrolle toda su complejidad aromática, haciendo que cada bocado sea una explosión de sabor.

El tesoro de los pastores y agricultores

Para los habitantes de Nerpio, la nuez no es solo un fruto; es un legado. Durante generaciones, las familias de la región han cultivado estas nueces en terrenos que abrazan las montañas. Y es que en Nerpio, el terreno es tan fértil como la tradición es fuerte. Los pastores y agricultores locales, que han trabajado esta tierra con dedicación y respeto, saben que el clima de noviembre, fresco y húmedo es el aliado perfecto para asegurar una cosecha abundante. Además, las Nueces de Nerpio con DOP se distinguen por su resistencia: los árboles que las producen son capaces de soportar las inclemencias del tiempo, lo que las hace aún más apreciadas en la zona.

Un superalimento local

Pero no solo el sabor de la nuez de Nerpio es especial; también su valor nutricional la convierte en un superalimento natural. Este pequeño fruto seco es una bomba de ácidos grasos omega-3, antioxidantes, fibra y minerales como el magnesio y el potasio. En un mes como noviembre, cuando las temperaturas bajan y el cuerpo necesita un extra de energía, las Nueces de Nerpio con DOP se convierten en una fuente de bienestar, perfectas para acompañar cualquier plato o para disfrutar como snack en esas tardes frías de otoño.

La Fiesta de la Nuez en Nerpio: ¡Una tradición que saborea el otoño!

Para celebrar la cosecha, cada noviembre, Nerpio se viste de fiesta con la Fiesta de la Nuez, un evento popular donde se rinde homenaje a este fruto, a la agricultura local y a las tradiciones del pueblo. Durante este evento, los visitantes pueden degustar todo tipo de platos elaborados con nueces, desde postres hasta platos salados, pasando por el emblemático “pan de nuez”, que es toda una delicia. Además, los agricultores locales compiten por mostrar las mejores nueces, en una especie de concurso de calidad que pone en evidencia el tesón y el saber hacer de quienes cultivan este fruto con tanto cariño.

La Nuez de Nerpio y el encanto del otoño

Así que si alguna vez tienes la suerte de pasar por Nerpio en noviembre, no dejes de probar sus nueces. Son mucho más que un simple fruto seco: son el reflejo de una tierra fértil, de unas manos trabajadoras y de una tradición que perdura con cada cosecha. Noviembre, con su frescura y sus días de sol bajo, se convierte en el mes ideal para disfrutar de este tesoro otoñal que en Nerpio se cultiva con el alma.