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¿Por qué el vino de la DO Manchuela es de influencia?

Vino de influencia es el lema de la Denominación de Origen Manchuela. Un título caracterizado por cinco conceptos estratégicos que recoge las claves principales que caracterizan a sus vinos:

Historia

En este espacio privilegiado del sureste español, diversas civilizaciones han marcado la personalidad del lugar con acontecimientos y vivencias donde la cultura del vino ha creado un preciado patrimonio desde hace más de 2.400 años.

Este valioso activo se ha transmitido de generación en generación, creando un arraigo ancestral en una tierra que influye directamente en un excelso vino.
Desde la tradicional cueva doméstica o jaraiz, primitivo lagar, hasta hoy, ha habido una sutil simbiosis entre la tradición y la tecnología.

Este vino de influencia se elabora con avanzadas técnicas de elaboración y control de calidad, sin perder la esencia del saber hacer de una tradición milenaria.
La comarca de La Manchuela fue un territorio poblado por pueblos íberos. Fue con la conquista de Roma cuando la comarca desarrolla un gran crecimiento.
Buen testigo de ello es que en casi todos sus pueblos podemos encontrar restos de esta época, como por ejemplo las termas en Fuentealbilla (Albacete).

Aunque el mayor centro romano de La Manchuela lo encontramos en Alarcón (Valeria).

Con la llegada de los musulmanes, la comarca de la Manchuela alcanza su máximo esplendor cultural con puntos tan importantes como Alcalá del Júcar o Jorquera, entre otros.

Como vemos, son muchas las raíces de esta antigua comarca que ha sido a lo largo de los siglos hábitat de diferentes pueblos y testigo privilegiado de luchas, conquistas y reconquistas.

Todos estos acontecimientos han creado un carácter y una cultura diferenciadora, expresada en los diferentes restos y monumentos ubicados en las tierras y pueblos de la comarca.

En definitiva, una tierra de enorme riqueza paisajística y monumental, con pueblos que en gran medida se corresponden con una fisonomía típica de Castilla-La Mancha, con conjuntos de casas agrupadas en torno a la plaza y a la iglesia del pueblo.

Tierra de viñedos

Enmarcada entre los valles de los emblemáticos ríos Júcar y Cabriel; este característico territorio entre ríos es una de las claves que definen al vino de la DO Manchuela.
 

Clima
Unas condiciones climáticas particulares aportan a la uva una evolución extraordinaria.

Largas horas de sol, escasez de humedad y una singular fusión continental y mediterránea favorecen el carácter del vino gracias a nuestro viento solano, que refresca las noches de verano.

La peculiaridad de las noches estivales es decisiva, ya que los vientos frescos y húmedos que proceden del Mediterráneo generan un influjo único.
El viento solano provoca que el diferencial térmico durante el período de maduración de la uva sea bastante elevado.

Esta circunstancia favorece la formación de polifenoles (taninos y antocianos), convirtiendo a este territorio en una zona vitivinícola especial para el cultivo de las variedades tintas.

Las plantas se benefician, de forma adicional, de una perfecta insolación y ausencia de lluvias entre los meses clave, es decir, de mayo a septiembre.
Otro aspecto a tener en cuenta es la altitud de los viñedos, que está comprendida entre los 600 y 1.000 metros sobre el nivel del mar.

Esto favorece el carácter ecológico natural de gran parte del producto elaborado en la zona, aspecto muy valorado en la actualidad por los nuevos consumidores de vino.

Tradición y tecnología 

Todo el encanto y el saber hacer de la tradición de cientos de años se combina a la perfección con avanzadas técnicas de elaboración y control de calidad de nuestro singular vino.

Los tradicionales métodos de cultivo de las bodegas pertenecientes a la Denominación de Origen Manchuela, con unas moderadas producciones, originan el escenario ideal para garantizar una incisiva personalidad y calidad de nuestro vino.

Esta simbiosis entre tradición y tecnología, unida a nuestra historia, nuestra tierra, nuestro clima y, por supuesto, nuestras variedades autóctonas, cierran el círculo para alcanzar una calidad extrema en un vino que no deja indiferente.

Variedades autóctonas

Variedad de uva tinta: Uva Bobal, emblema de la Denominación de Origen Manchuela, de color azul oscuro, tamaño mediano, con grano esférico y grosor medio-grande. Da origen a un vino de intenso color cereza oscuro, con ribete granate-violáceo, de buena carga tánica y moderada acidez.

Tipo de Vino: Es muy interesante para la elaboración de un inconfundible rosado, muy afrutado y de sabor fresco. Con los viñedos más viejos y de esmerado cultivo se crea un excelente crianza y un magnífico reserva.
 
Variedad de uva blanca: Uva Macabeo, muy asentada en nuestra zona. La baya es de color amarillo dorado, con un tamaño de mediano a grande y con una piel fina y pulpa blanca.
 
Tipo de Vino: Produce un vino pálido y afrutado, fresco, de buena acidez y con aromas finos y elegantes.