El mundo de los vinos no deja de sorprendernos. Por ello, queremos revelarte algunas curiosidades sobre el vino rosado. ¡Acompáñanos!
Como buen amante del vino, ya sabes que hay un montón de información circulando por la red, que alude a mitos relacionados con el vino rosado: “que si es de peor calidad”, “que si tiene más alcohol que el blanco o el tinto”, etc.
Cada vez más sumillers alzan la voz contra el menosprecio del vino rosado, poniéndolo en valor, y es que el color no determina la calidad de un vino, lógicamente. De hecho, esos tonos rosados tan característicos que le aporta la elaboración con la variedad de uva Bobal, autóctona de la denominación de origen DO Manchuela, es símbolo de la calidad del vino, tanto que el famoso cantante Jon Bon Jovi se alió con un enólogo francés para producir un vino rosado Premium.
Hay cuatro vinos rosados premium españoles categorizados como opciones de máximo lujo por su calidad. Como curiosidad, se cree que el vino rosado fue el primer tipo de vino de la historia.
El vino rosado no es clarete, que se elabora a base de mezcla de vinos tintos y blancos. El vino rosado, en la DO Manchuela, se elabora con variedades de alta calidad, como la ya mencionada Bobal.
Su maridaje no se limita a los aperitivos, como se tiene entendido. Los arroces y las pastas son platos que combinan a la perfección con el vino rosado. Incluso puedes apostar por alguna carne ahumada y quesos suaves. ¡te sorprenderás!
A los grandes entendidos del vino les encanta, alejándose de la falsa creencia de que es un vino femenino.
El grado de alcohol tampoco lo determina el color, por lo que no es cierto que contenga más que otro tipo de vinos.
También puede elaborarse en barricas, al igual que otros vinos, a pesar de que generalmente se elabore en depósitos de acero inoxidable.
La temperatura ideal para su consumo está entre los 6 y 8 grados. Es un vino muy versátil que se puede elaborar tanto por maceración como por la técnica del “sangrado”.
Encontramos dos familias de vinos dentro de los vinos rosados: los secos, que son los más comunes en todo el mundo y para los que suelen mezclarse dos o tres tipos de uvas en su elaboración, y los de corte dulce, que se consiguen evitando que fermente todo el azúcar en el alcohol.
El vino rosado espumoso se obtiene generando dióxido de carbono en la fermentación, lo que le otorga esas finas y abundantes burbujas tan características.
¿Qué te ha parecido el recopilatorio? Seguro que se podría incluir algún dato más, pero con estos tienes suficiente para rebatir argumentos malintencionados sobre este líquido tan maravilloso que es el vino rosado, que todavía se siguen escuchando de bocas inexpertas y poco conocedoras de las bondades de este tipo de vino.