Castilla-La Mancha cuenta con cinco provincias en cada una de las cuales, con diferentes climas y orografías, crecen las diferentes variedades de uva. Profundamente arraigado en la vida de sus habitantes, las zonas vinícolas han desarrollado una cultura del vino que se puede conocer en cada una de sus bodegas, y en las localidades en que se ubican. La amplia modernización adaptada desde el último tercio del siglo XX ha generado más de seiscientas marcas comercializadas bajo la marca “Tierra de Castilla”, con unas cualidades excepcionales en cada una de sus variantes.
Algunas de sus regiones han sido llamadas "la bodega de Europa", y la calidad de sus vinos es de reconocimiento universal, tanto para sus vinos elaborados con uvas de variedad autóctona, como con foráneas, que se han aclimatado de forma excepcional.
Los tipos de vinos que se pueden elaborar en la IGP Vinos de la Tierra de Castilla son: vinos blancos, rosados y tintos; vinos de aguja; vinos espumosos; vinos de licor; y vinos de uvas sobremaduradas.
Algunas de las variedades de uva blanca cultivadas son la Airén, Albillo Real, Chardonnay, Gewürztraminer, Macabeo o Viura, Malvar, Malvasía Aromática, Marisancho o Pardillo, Merseguera, entre otras. Entre las tintas, algunas son la Bobal, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Coloraillo, Forcallat tinta, Garnacha tinta, Garnacha tintorera, Graciano, Malbec, Mazuela, Mencía, Merlot, Monastrell, Moravia agria y Moravia dulce o Crujidera.