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Vive la ruta del vino DOP Manchuela

Hablar de la Ruta del Vino de la Manchuela es hacer referencia a una experiencia que muchos tienen que vivir. Inolvidables tierras, vinos de alta calidad, exquisitas recetas manchegas con toques mediterráneos y gente de gran valor humano se convierten en el argumento ideal para sumergirse en esta experiencia de vida.

La Manchuela es un pequeño terruño anclado en las tierras de Castilla La Mancha, pero que se diferencia a leguas de todo su entorno. Cuenca y Albacete arropan esta región que ha sido signada por la naturaleza con el propósito de ofrecer cultivos de gran calidad con sabores únicos; por ello hoy ostenta Denominaciones de Origen en varios productos, entre ellos los vinos. Y así, la Ruta del Vino de la Manchuela nace con la intención de mostrar al mundo las bondades de esta noble localidad.

Con la intención de dar cobijo a quienes están ávidos de conocer las bondades del vino, la Ruta del Vino de la Manchuela, de gran interés turístico y enológico, se adentra en el campo para proyectar tradiciones, culturas, así como el valor de la gente, que no está dispuesta a dejar de lado el tesón y la calidad de su trabajo vitivinícola como premisa. Esta ruta se erige como una de las más prometedoras propuestas para turistas, pero también para especialistas en el mundo de los vinos.

La riqueza de los paisajes de la Ruta del Vino de la Manchuela la convierte en un referente, cuasi obligado para quienes quieren adentrarse en el mundo de la enología. Esta región de unos 5.658,55 km² mezcla, con un sello especial, la llanura característica de La Mancha y la Serranía de Cuenca. El colorido natural de la Manchuela corresponde a la vegetación y, en especial, a los típicos cultivos de almendros, cereales, vid, entre otros. Además, cuenta con unos amaneceres y atardeceres únicos por sus colores y formaciones que se dibujan entre la llanura y las lomas con una luz tan intensa como especial.

Recorrer espacios del corazón de Castilla La Mancha, pero con un sello especialmente mediterráneo, es posible gracias a la Ruta del Vino de la Manchuela. Esta mezcla cultural y geográfica hace que sus riquezas culturales y tradiciones se vean más nutridas, gracias a las miles de personas que llegaron Navarra, Aragón y Cataluña a repoblar estas tierras dedicadas, inicialmente a la agricultura.  

Hoy en día, la Ruta del Vino La Manchuela se erige como una excelente opción para conocer los ricos sabores y aromas del vino de esta tierra que permanece anclada en un punto privilegiado de la Península Ibérica y que se convierte en el argumento perfecto para la autenticidad de su vino. España es cuna de vinos de alta calidad y los vinicultores de esta noble región elevan la bandera de este atributo con su trabajo diario.

La Ruta del Vino de la Manchuela ostenta una Denominación de Origen que se convierte en uno de sus rasgos más distintivos. La Denominación de Origen Manchuela es un órgano colegiado de participación de las agrupaciones de productores y las organizaciones sectoriales del sector vitivinícola de la comarca de La Manchuela. Su misión es apostar por la calidad y la imagen de su singular vino, poniendo en valor cinco variables estratégicas: historia, tierra, clima, tradición y tecnología y variedades autóctonas. Estos elementos generan unas condiciones específicas en el lugar, teniendo una enorme influencia en un excelso resultado final: un vino de alta calidad.

En aras de mantener los altos estándares de calidad establecidos en toda España, la Ruta del Vino La Manchuela trabaja con la intención de ofrecer vinos muy diversos y de gran valor. El carácter de campo de sus productores hace que la cultura de trabajo vaya más allá de los estándares y se enfoque en un respeto a los valores de la naturaleza como punto de partida y cultivo. La Ruta del Vino La Manchuela muestra una diversa y extraordinaria variedad de vino elaborado con las técnicas más avanzadas, pero a su vez acompañada de una tradición centenaria vinatera en las distintas comarcas, en cuevas domesticas o jaraíz. De dichos procesos de elaboración resulta un vino tinto joven de color fuerte, aroma frutal intenso y tanino persistente, elaborado en su mayoría con bobal.

El vino blanco producido en la Ruta del Vino La Manchuela destaca por su tono amarillento y pálido, aunque brillante con algunos tonos verdes; es aromático y afrutado. Al catarlo se puede sentir un poco de acidez. También el vino rosado resalta por su buena presencia y la elegancia de su sabor y aroma; su color y tono matiza la juventud que se evidencia ante los ojos de los expertos en la enología.

Cada tipo de vino cultivado en la Ruta del Vino La Manchuela, presenta una variación, según la forma en que es producido o conservado, pero todos cuentan con la Denominación de Origen. Cual terruño, se podrán elaborar vinos similares con características específicas en muchas otras regiones, pero jamás tendrán los mismos sabores y aromas, gracias a las especiales tierras que conforman la región de la Manchuela y que sirven para cultivar la materia prima.

En resumen, un vino singular, que tiene mucho que decir, con una historia sorprendente, nacido en una tierra privilegiada, mimado por un clima propio, guiado por la tradición y la tecnología, que pone de manifiesto el valor de lo autóctono.